Las mujeres sufren estos trastornos diez veces más frecuentemente que los varones y por tanto a lo largo del presente documento nos referiremos al paciente como «ella». Aunque con frecuencia se cree que estos trastornos son problemas que afectan a los adultos, lo cierto es que en la mayoría de los casos el trastorno comienza en la adolescencia, cuando las pacientes todavía suelen vivir en el domicilio de su familia de origen, lo cual es un factor protector ya que el equipo médico cuenta con la ayuda de ellos y su curación es mayor que la vista en adultos.
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