En estos tiempos cambiantes, flexibles y veloces, ir al psicólogo ya no es una humorada o un lujo, como se consideraba décadas atrás; o inclusive el pensar que «estoy loco» o «tengo una enfermedad mental», recién ahí nos movilizaba para solicitar ayuda. Ir al psicólogo ojalá se vaya transformando en una práctica habitual de cuidado de nuestra salud mental. ¡No esperar sentirnos mal, reventados, o con la angustia que nos sobrepasa para recién buscar ayuda!.
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