Como ya conocimos en el artículo anterior sobre el autismo y sus características; en esta ocasión nos referimos respecto a las emociones, tan importantes en nuestro diario vivir.
Para las personas autistas resulta complejo el manejo de estas, sobre todo en niños, niñas y adolescentes, dada el grado de dificultad en la comunicación y la interacción social, los patrones atípicos de actividad y comportamiento, como la dificultad para pasar de una actividad a otra, atención a los detalles y reacciones a las sensaciones; por lo que les es difícil identificar y reconocer lo que sienten ellos mismos, como también los demás; lo que en ocasiones tienden a desregularse emocionalmente, al no comprender lo que sucede en una situación o hecho específico, o el cambio en las actividades rutinarias que realizan sin aviso previo.
La gestión emocional en ellos es un trabajo muy complejo, por lo que requiere de apoyo en las diversas terapias de especialistas, de modo de fortalecer los espacios de cuidado y trabajo con ellos. Desde allí la importancia de un diagnóstico temprano, de modo de fomentar en ellos y su familia una mejor calidad de vida.