Durante el año es común que celebremos diferentes días, fiestas y conmemoraciones, pero es quizás el «Día de la madre» uno de los días más bonitos a celebrar, y que sobre todo, tiene sentido el celebrar.
Ser madre es una elección, y es un gran regalo que la vida nos da, si es que hemos sido elegidos para ser queridos, cuidados y educados; y es un elección, dado que desde un razonamiento lógico, si fuera una acción instintiva, sencillamente no existiría el abandono ni quizás el maltrato. La maternidad por ende se elige, y conlleva muchas ocupaciones y preocupaciones, pero sobre todo, mucha alegrías y el inigualable sentimiento de querer y ser querido.
Nadie ha dicho que la maternidad sea fácil, ya que de por sí conlleva algo complejo, que es construir un amor tan grande que sea capaz de soltar y dejar ser libre, en otras palabras, amar para dejar ir, amar para dejar que el hijo descubra y construya la vida por sus propios medios, amar para acompañarte durante la vida, pero entendiendo que no soy dueño de tus elecciones, ni de tus triunfos ni de tus fracasos. De hecho el amor de madre, puede ser el amor más incondicional que nos podemos imaginar, y quizás el más protector y seguro que podemos tener.
Si tienes a tu madre a tu lado celébrala y recíbela con ese amor recíproco que infinitamente se puede llegar a construir; si no la tienes, rememórala y recuérdala en tu corazón; y si eres madre y has elegido amar y cuidar a tus hijos, que recibas todo el cariño y ternura que ellos hermosamente te puedan dar.
¡Feliz día mamás!