De acuerdo al DSM V, el Trastorno Negativista Desafiante se caracteriza por presentar un patrón de enfado, irritabilidad, discusiones, actitud desafiante o vengativa que se ha presentado por lo menos durante seis meses. En los niños de cinco años o más, el comportamiento debe aparecer por lo menos una vez por semana durante al menos seis meses. Si bien estos criterios de frecuencia se consideran el grado mínimo orientativo para definir los síntomas, también se deben tener en cuenta otros factores, por ejemplo, si la frecuencia y la intensidad de los comportamientos rebasan los límites de lo normal para el grado de desarrollo del individuo, su sexo y su cultura, a menos que se observe otra cosa.
La causa precisa del trastorno no se conoce por el momento, no obstante la combinación de factores genéticos como ambientales pueden explicar su aparición.
Existe un patrón familiar que indica que niños pertenecientes a familias donde uno de los padres presento alguno de los siguientes trastornos (de ánimo, control de impulsos, trastorno negativista desafiante, trastorno disocial, t.d.a.h. consumo de sustancias) desarrollan con mayor frecuencia el Trastorno Desafiante Negativista. También en familias en las que existen problemas conyugales graves su aparición es más probable.
Las estadísticas indican que el trastorno negativista desafiante afecta a 20 por ciento de la población de edad escolar, es más común en los niños que en las niñas, se manifiesta antes de los 8 años habitualmente y no más tarde del inicio de la adolescencia.
Síntomas del Trastorno Negativista Desafiante:
Rabietas frecuentes, discute por todo con los adultos, no hace caso a las órdenes de los adultos, cuestiona constantemente la autoridad de los padres y de otros adultos, no obedece reglas, le gusta molestar a otros y hacerlos enojar, no se hace cargo de su mala conducta, les echa la culpa a otros por sus errores, se enoja fácilmente, es poco amable, es vengativo.
Trastornos Asociados:
El trastorno negativista puede presentarse junto con otros trastornos tales como trastornos del estado de ánimo, de ansiedad, de conducta y el trastorno hiperactivo de déficit de atención. Si los síntomas se mantienen en el tiempo y no son tratados es un antecedente para el Trastorno Disocial.
Tratamiento:
El trastorno Negativista Desafiante implica realizar sesiones de psicoterapia de interacción entre padres e hijos, es decir, el psicoterapeuta observa conductas de interacción de la familia en vivo, psicoterapia individual y sistémica, entrenamiento en habilidades parentales, entrenamiento en resolución de problemas y desarrollo de habilidades sociales y emocionales para el grupo familiar como para el niño. Es importante y necesario también la intervención del psiquiatra en caso de que el paciente presente otros trastornos asociados y que requieran indicación de farmacoterapia.