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Las familias de cada uno y nuestras familias.

Cuando dos personas deciden formar una familia, es decir, deciden vivir juntos, cada uno va a aportar un porcentaje importante de tradiciones, reglas, creencias, valores, ritos y costumbres de sus familias de origen, dando así vida a una nueva familia. Hasta aquí todo bien, la dificultad entonces que pudiera aparecer es que cuando uno, o peor aún, ambos miembros de esta nueva familia, trata de imponer sus costumbres por sobre las de su pareja, sin respetarla. Surgen así los primeros problemas de comunicación en esta nueva familia en etapas muy tempranas, y por lo general este suele ser uno de los motivo de consulta a nivel individual o de pareja. Personas que llevan poco tiempo viviendo buscan ayuda psicoterapéutica porque les cuesta tomar decisiones en conjunto, que en sus familias de origen no eran sinónimo de problemas o discusiones.

No poder ponerse de acuerdo, tratar de imponer al otro mis necesidades sin considerar las de mi pareja son un factor estresante de gran envergadura, que deteriora concretamente las relaciones inter personales de esta nueva familia. Algunos de los factores estresantes más comunes que se presentan son “dónde vamos a pasar navidad o año nuevo, fiestas patrias, dónde vamos a ir almorzar el fin de semana, o no me gusta hacer sobre mesa, o estoy acostumbrado a comer viendo televisión en la pieza y no en el comedor”.

Entonces, ¿Qué podemos hacer? La respuesta no es fácil, pues si se llegó a este punto es porque la comunicación de la pareja no ha sido adecuada y ambos no han sido capaz de comprender ni empatizar con el otro; tampoco saben establecer límites asertivamente.

Deben entonces aprender estrategias que les permita mejorar este tipo de situaciones, una de ellas es hacer que ambos miembros de esta nueva familia le recuerden al otro “los porqué decidieron estar juntos” cada vez que se les haga difícil tomar una decisión en conjunto; de a poco su conducta ira modificándose en el futuro. Deben aprender a negociar para llegar a acuerdos de forma tal de evitar la aparición de emociones frustrantes por no conseguir lo que cada uno quiere, o lo que deja de hacer por darle gusto al otro. Deben aprender a no imponer sus necesidades al otro por medio de la manipulación.

En definitiva hay que recordar que el otro es el complemento de uno, con sus propias necesidades por lo tanto se debe ser responsable, aprender a valorar y respetar las tradiciones del otro y hacerse parte de ellas. Por algo se eligió iniciar una vida en pareja.

Gustavo Bolívar

Psicólogo Adultos y Adolescentes