Una mascota proporciona experiencias de mucha alegría y satisfacción. Pueden ser perros, gatos, conejos, hurones, loros u otros… al final se integran a la familia como otro miembro más o son de gran compañía para una persona que viva sola.
Es imprescindible una tenencia responsable por supuesto, preocuparse por sus necesidades básicas y su salud. Una mascota no es sólo para entretenerse, hay cuidarlos, protegerlos y respetarlos como seres sintientes.
El vínculo que se desarrolla con una mascota es muy reconfortante y afectuoso. Tanto así, qué si el animalito se enferma o fallece, la o las personas cercanas pueden desarrollar sentimientos de mucha tristeza, depresión y duelo.
En los largos períodos de cuarentena que hemos tenido, las mascotas han sido un acompañamiento emocional muy importante, han podido ayudar a evitar sentimientos de aislamiento social, soledad, manejo de la ansiedad y el estrés a muchos seres humanos.
Las mascotas también apoyan para las crisis de ansiedad que sufren muchas personas al viajar en avión. Quienes duermen con sus mascotas manifiestan que se relajan y evitan el insomnio. A los niños o niñas muy solitarios los apoyan emocionalmente, establecen un vínculo, los hacen sentir más seguros y desarrollan la responsabilidad en los pequeños y pequeñas al tener que encargarse de un ser que requiere amparo y cuidados.
Tener una mascota también es un gasto económico que se debe contemplar, así como tiempo para paseos y visitas al veterinario. Hay que pensar si podremos o no llevar a nuestra mascota de vacaciones y si no es así, prever quien lo o la cuidará. Indudablemente los beneficios emocionales son muchos.
Recomiendo adoptar, no comprar las mascotas, no favorecer el mercantilismo o negocio que se hace con ellas.