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Los 4 básicos para una buena Salud Mental (primera parte)

Aunque no hay duda de que cada persona es única y que, por ende, la resolución de sus conflictos
dependerá de estrategias específicas, cuando hablamos de acciones preventivas, las investigaciones
apuntan a que existen cuatro dimensiones comunes a todos los individuos, que nos permiten
aumentar nuestro bienestar y disminuir el riesgo de experimentar estrés.

Una de ellas y de la que se habla con frecuencia es el dormir. Se sabe que, si privamos a un sujeto
de la posibilidad de conciliar el sueño, en poco tiempo comprometeremos sus capacidades y en
algún tiempo más su propia vida. La cantidad de horas de sueño en un adulto, variará entre
alrededor de 6 a 9 horas, recomendándose en promedio 7 horas. Estas debieran transcurrir en
consonancia con la ausencia de luz solar e idealmente con la menor cantidad de interrupciones. Para
lograr lo anterior, se recomienda incluir en la rutina lo que se denomina como “higiene del sueño”,
acciones que tienen como denominador común el favorecer la disminución de la activación del
sistema nervioso. Evitar todas las fuentes de emisión de luz, disminuir la ingesta de alimentos y
disfrutar de alguna actividad de relajo, son algunas de ellas y algo vital: mantener estable el horario
no sólo de ir a dormir si no el del despertar.

¿Pero qué hacer cuando la conciliación no es el problema si no la continuidad del dormir? En este
caso se vuelve necesario distinguir entre las condiciones externas e internas al individuo. En el caso
de las externas, esto es; las ambientales, el cuidar la temperatura, silencio y oscuridad del
dormitorio pueden resultar muy efectivas. Por su parte, cuando la interrupción tiene que ver con
nuestros pensamientos o sueños, puede ser una buena técnica, incluir la escritura como recurso de
“vaciamiento”. Anotar los pendientes del día, puede permitirnos desprendernos de la alerta que
genera el estar atento a ellos. Algo parecido puede servir con los conflictos. Describir brevemente
los pensamientos que se reiteran y enunciar una acción a realizar para intentar resolverlo, pudiese
aliviarnos y facilitarnos el descanso. Todo lo anterior se recomienda realizar diariamente y de
manera breve, de esta manera nos beneficiaremos de la descarga y no caeremos en alimentar más
dichos pensamientos. Otro punto importante será el de revisar los pendientes anotados al día
siguiente para que nuestro cerebro confié en que puede prescindir del recordatorio constante.

Si usted padece de problemas de conciliación o mantención del dormir, lo invito a intentar estas
estrategias, si no es su caso, me alegro por usted…ya tiene cubierta una de las cuatro dimensiones.
Las restantes se las presentaré en el próximo artículo.

Daniela Leyton

Psicóloga Adultos y Adolescentes