La Unesco dentro de la Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte (1978) expone que cualquier deporte debe apuntar a un “desarrollo integral de la personalidad” o sea, “un desarrollo completo y armónico”. Más aún, el usuario “debe desarrollar las aptitudes, la voluntad y el dominio de sí mismo y favorecer su plena integración en la sociedad y proporcionar una sana ocupación del tiempo libre”. Estas características han sido reconocidas por la Unesco en la práctica del Judo, calificando esta disciplina como una de las tres disciplinas deportivas para el desarrollo inicial deportivo influyendo en las áreas física, psicológica y social, especialmente de niños y adolescentes. Además, es posible encontrar distintas experiencias a nivel mundial, que reconocen en la aplicación del judo una herramienta de desarrollo educacional y psicoterapéutica.
Extraído cómo un arte marcial, se ha convertido en un deporte que mantiene alguna de las características de la cultura japonesa (la vestimenta, la forma de saludar o el vocabulario). Además, presenta un Código Moral propio con 8 pilares: la cortesía, la confianza, el respeto, el coraje, la sinceridad, el honor, la modestia y el autocontrol. Este código moral está ideado para ser aplicado a cualquier aspecto de la vida
A través del proceso de enseñanza – aprendizaje de sus usuarios (ya sean niños, adolescentes y/o adultos) el judo presenta beneficios físicos, psicológicos y sociales.
Los beneficios fisiológicos y físicos, se darían: una mejora el funcionamiento del sistema cardio respiratorio, sistema músculo esquelético, sistema vestibular y nervioso. Incrementa, además, el desarrollo de habilidades motoras como fuerza, agilidad y velocidad, resistencia, coordinación psicomotora y percepción espacial, ambidextrismo, movilidad articular y destreza.
En el orden psicológico se identifican desarrollo de funciones ejecutivas como capacidad de atención y concentración, de memoria y de resolución de problemas. Mejora de la autoestima, aumenta el control de impulsos e incrementa la tolerancia frente a la frustración.
Desde el ámbito social, se puede afirmar que el judo, a pesar de ser un deporte cuya evolución y rendimiento se produce a un nivel individual, en su formación se necesita de la sincronía, coordinación y unión de un grupo para el cumplimiento de sus objetivos. Marca en la práctica una tendencia al desarrollo social con sentimientos de pertenencia e inclusión, identificación y respeto hacia las diferencias interpersonales desarrollando capacidad de empatía y logra, a través de la jerarquización por grados, el respeto de la experiencia y autoridad