El estilo de vida acelerado, el estrés sostenido, las exigencias, nos pueden causar ansiedad excesiva, haciéndonos sentir que la vida es una “batalla” que hay que enfrentar cada día. No se trata de luchar contra la ansiedad, intentando eliminarla, pero tampoco aumentarla. La idea es aprender a manejarla mejor.
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Cuando estamos ansiosos, cambiamos nuestro modo de pensar aumentando la ansiedad, y al pensar ansiosamente:
– Exageramos lo negativo o vemos las situaciones como mucho peores de lo que son: “Todo saldrá mal”
– Anticipamos posibles dificultades, con pensamientos del tipo “Y si” empeora la situación?”
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Cuando identificamos las situaciones que gatillan la rabia y las emociones y pensamientos que experimentamos, podemos introducir cambios, desactivando las reacciones automáticas. Para ello, te puede ayudar…
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La rabia es una emoción protectora porque nos permite luchar contra posibles amenazas y defender nuestros derechos. Sin embargo, a veces tenemos dificultades para manejarla.
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Las personas con comportamientos agresivos actúan habitualmente de modo arrollador e intentan imponerse a los demás. Pretenden manejar al otr@ con amenazas. Tienden a hacerse poco responsables de sus errores y a enfocarse en lo que los otros hacen mal. Sus actitudes despiertan en sus relaciones inhibición, temor y rechazo, convirtiendo en ley “la mejor defensa es un buen ataque”.
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